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Mindful Drinking

El mindfulness es una herramienta, derivada desde la meditación clásica oriental, que permite una forma más sofisticada de relacionarnos con nuestros pensamientos, emociones y conductas. En la práctica de mindfulness somos capaces de observar tanto nuestro entorno como nuestro estado interno, sin necesariamente tomar partido o precipitarnos a alguna acción en particular.

De este modo, las habilidades que el mindfulness proporciona han sido aplicadas con éxito en numerosos aspectos de la salud mental. Uno de ellos es el llamado mindful drinking, o consumo consciente de alcohol (CCA).

El CCA es la práctica de estar conscientes respecto de qué relación queremos mantener con el alcohol. Es poder mantenerse atento a cuándo y cómo bebemos, que habitualmente conduce a una forma de consumo más saludable del punto de vista físico y mental.

Programa de Entrenamiento en Mindful Drinking

Para aquellas personas que pese a intentarlo no logran salir de un consumo problemático de alcohol, pero que aún no presentan una adicción, en Centro Nevería hemos desarrollado un Programa terapéutico específico, en que posible considerar a la ingesta consciente y no sólo la abstinencia como una meta terapéutica válida. “Aprender a tomar conscientemente”.

El programa de ingesta consciente o controlada de alcohol comienza la realización de una evaluación psiquiátrica y/o psicológica, destinada a decidir en conjunto con el paciente y su familia el propósito de trabajar en pos de la moderación del consumo, además del mejor modo de hacerlo.

Este programa consta de sesiones individuales con psicólogo y psiquiatra. Además, en la medida de lo necesario, pueden realizarse sesiones familiares

Aspectos generales del entrenamiento en mindful drinking

El Consumo Consciente o Controlado de Alcohol, es una forma de beber alcohol que reviste un mínimo riesgo, tanto en lo agudo (accidentabilidad, intoxicación), como en el crónico (deterioro hepático, cerebral).

Existen ciertos parámetros internacionalmente consensuados y científicamente validados, que establecen qué y cómo sería un CCA.
No toda persona con problemas en relación a su consumo de alcohol es candidato a este tipo de entrenamiento. Suele ser de gran utilidad en personas con consumo riesgoso o problemático (bebedores excesivos y/o que tienen problemas leves secundarios a su consumo, principalmente de tipo familiar). No tanto así en los abusadores de alcohol (con francos problemas secundarios, de tipo laboral, legal, familiar, o uso en situaciones de gran riesgo hacia si u otros). Y es claramente inadecuado en dependientes (con síntomas de dependencia física al alcohol), que más bien son candidatos a un tratamiento que involucre la abstinencia total al alcohol, muchas veces de por vida.

Aspectos prácticos del entrenamiento en mindful drinking

En relación al CCA el tema central es el “control de la alcoholemia”, vale decir, tener un modo de beber alcohol que permita mantener la alcoholemia bajo 0,5 % (miligramos de alcohol etílico por 100 mililitros de sangre).

Se establecen algunas normas básicas en cuanto a cantidad.

Hombres: no más de 3-4 “tragos” por evento, con un máximo de 12 a la semana.

Mujeres: no más de 3 “tragos” por evento, con un máximo de 9 a la semana.

Basado en diferencias de género en cuanto a la farmacología del alcohol en el organismo (por ejemplo, la metabolización hepática del alcohol es más lenta en mujeres).

Un “trago” es:

330 ml de cerveza (una lata)
150 ml de vino (una copa mediana llena)
45 ml de licor destilado (equivalente a un combinado o un whisky simple)

Criterios importantes

Siendo todo esto útil en cuanto a un marco básico, es importante recalcar dos conceptos que resultan de particular importancia: la VELOCIDAD y la OPORTUNIDAD.

Si Ud. o alguien de su entorno tiene un consumo riesgoso o problemático de alcohol lo invitamos a poner en práctica estos simples consejos. En caso que se de cuenta de que no logra manejarlo sería muy importante que consulte a un psiquiatra especialista, que lo pueda ayudar a diagnosticar su situación particular, y a lograr el correcto entrenamiento en CCA, si así corresponde.

Velocidad

Parece ser una de las variables más importantes a considerar. Incluso más que la cantidad. Varía en relación a la estatura y peso de la persona, pero en general nunca se debería tomar un “trago” más rápido que cada 45 minutos, así dándole tiempo al hígado de metabolizar el alcohol ingerido, antes de seguir bebiendo. De este modo, si pensamos que alguien en una fiesta o asado se toma 4 tragos, el proceso completo le tomaría como mínimo 3 horas (a diferencia de la práctica usual, en que un joven se puede tomar el equivalente a 4 o 5 piscolas en un “pre” en un lapso de 1 hora (considerar que una botella de pisco genera 16 “tragos”)). Suele ser útil ir entremezclando el consumo de bebidas alcohólicas con otras que no los son (agua mineral, bebidas, jugos, etc.).

Oportunidad

Lo principal es evitar el consumo solitario, o limitarlo a un máximo de un “trago” por ocasión. De este modo, al ligar el consumo de alcohol con instancias sociales, se minimiza el n° de días a la semana en los que se bebe, y se previene el “uso sintomático” del alcohol, para manejar “artesanalmente” cuadros ansiosos, depresivos o de insomnio.

F.A.Q - Preguntas frecuentes relacionadas con el consumo de alcohol

La dependencia al alcohol representa un problema serio para la salud. La persona que desarrolla una adicción al alcohol va perdiendo poco a poco el autocontrol de su propia conducta. Efectivamente, el alcoholismo es una enfermedad crónica.

Se diagnostica que existe un problema cuando un paciente responde “sí” a dos o más de las preguntas que siguen.

En el último año:

• ¿Hubo momentos en los que usted bebió más o por más tiempo de lo que tenía intención de beber?
• ¿Más de una vez quiso reducir su consumo o dejar de beber, o lo intentó, pero no lo logró?
• ¿Pasó mucho tiempo bebiendo? ¿O sintiéndose mal o recuperándose de las secuelas?
• ¿Sintió usted una fuerte necesidad o urgencia por beber?
• ¿Notó que el alcohol —o sentirse mal por haber bebido— a menudo interfirió con el cuidado de su hogar o familia, o le causó problemas en el trabajo o en los estudios?
• ¿Continuó bebiendo aun cuando le causaba problemas con su familia o amigos?
• ¿Abandonó o redujo actividades que eran importantes o le interesaban, o lo complacían, para beber?
• ¿Se ha visto más de una vez involucrado en situaciones tensas mientras bebía o después de haber bebido que aumentaron sus probabilidades de recibir un daño (como conducir, nadar, operar máquinas, caminar en un área peligrosa o tener relaciones sexuales sin tomar recaudos)?
• ¿Siguió bebiendo aun cuando el hacerlo lo llevaba a sentirse deprimido o ansioso o contribuía a otro problema de salud, o después de haber sufrido una pérdida de memoria?
• ¿Ha tenido que beber mucho más de lo que solía beber para obtener el efecto deseado o notó que la cantidad habitual de tragos le causaba mucho menos efecto que antes?
• ¿Notó que a medida que se desvanecían los efectos del alcohol surgían síntomas de abstinencia, como trastornos de sueño, temblor, irritabilidad, ansiedad, depresión, desasosiego, náuseas o transpiración, o percibió cosas que no estaban realmente presentes?
Leer más  https://www.niaaa.nih.gov/

Existe evidencia de un factor genético poderosamente influyente en la adicción al alcohol. No obstante, otras variables biológicas, psicológicas o sociales pueden participar en este resultado. De todos modos, cualquier persona que beba en exceso puede convertirse en adicta al alcohol.

Sí y No. Si entendemos la “curación” como la vuelta al estado que tenía la persona antes de haber bebido su primer trago de alcohol, la respuesta es negativa. Una vez que se ha abusado del alcohol y se ha desarrollado la dependencia, siempre habrá alteraciones fisiológicas y conductuales que permanecerán más o menos latentes en el individuo. Sin embargo, con una terapia adecuada, las personas pueden aprender a vivir en abstinencia de una forma saludable.
No. Muchas personas desarrollan una forma de dependencia que se manifiesta de manera intermitente, alternándose períodos de ingesta moderada con episodios de excesos, con severos riesgos para sí mismos y los demás.

Consumo responsable es aquel que realizan las personas adultas sanas (ej, sin enfermedades físicas o mentales) y que no supere los límites de riesgo para la salud. De acuerdo a cifras propuestas por la OMS y por el NIAAA, se sugiere que para una persona promedio, el límite de seguridad del consumo de alcohol es el siguiente:

 
Donde un trago de alcohol equivale a 13 gramos de alcohol puro, los que pueden estar contenidos en las siguientes bebidas alcohólicas:

Una lata de 300 cc de cerveza de 4 grados.
Una copa de 120 ml de vino de 14 grados.
Un vaso de 40 ml destilado de 40 grados (pisco, vodka, ron whisky, tequila).
Estas recomendaciones representan una orientación general, ya que no distinguen influyentes factores como el peso, la edad, el consumo previo de alimentos, ni la velocidad en que se lleva a cabo el consumo.

Las investigaciones demuestran que las mujeres comienzan a tener problemas relacionados con el alcohol con niveles de alcohol más bajos que los hombres. Una razón es que, en promedio, las mujeres pesan menos que los hombres. Además, el alcohol se dispersa en el agua corporal, las mujeres tienen menos agua en sus cuerpos que los hombres. Finalmente, los mecanismos enzimáticos del hígado masculino suelen ser más rápidos y eficaces en la metabolización del alcohol. Así que después de que un hombre y una mujer del mismo peso beben la misma cantidad de alcohol, la concentración de alcohol en la sangre de la mujer tiende a ser más alta, poniéndola en mayor riesgo de daño.

Evaristo Lillo 209 (esq. Nevería)
Las Condes, Santiago, Chile.
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