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¿Pegado al celular?

Durante la adolescencia se ve empobrecida una de las capacidades que utilizamos cuando tomamos decisiones o planificamos una acción: la temporalidad; la temporalidad es la capacidad de percibir e inter-relacionar las dimensiones del pasado, presente y futuro.

El pasado, que sirve como modelo para proyectar nuestras acciones en el futuro de acuerdo a lo que resultó bien y a lo que no, no es tomado en cuenta. Se considera más bien, una etapa superada de la cual no vale la pena acordarse, o de la que simplemente no se retiene nada (ya pasó, no vale apena acordarse, ya no hay nada que hacer).

Es fácil que los proyectos futuros de los adolescentes tengan un carácter poco auténtico y fantasioso (ser famoso, ser millonario, ganarse la lotería, vivir viajando). Estos están guiados por modelos externos de éxito y parecen difíciles de lograr. Si me imagino el futuro puedo soñar con él, pero no puedo planificar para lograr que ese sueño se concrete.

Por su parte, el presente se vive como eterno, y todo lo bueno o lo malo que pasa en este plano tiene un carácter de interminable. No hay mucha conciencia de los cambios que se han experimentado, tanto en lo corporal como en lo mental. Si el presente es eterno y no lleva a ningún lado, se vuelve plano, poco atractivo y difícil de tolerar.

Para planificar el futuro los adolescentes tienen que saber soñar, pero también tienen que conocer el esfuerzo y la constancia.

 

Evaristo Lillo 209 (esq. Nevería)
Las Condes, Santiago, Chile.
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